miércoles, 23 de julio de 2014

Alitas de pollo fritas con salsa de ajillo y vino

Las alitas de pollo fritas eran un clásico en mis veranos infantiles. Recuerdo cenar en terrazas de bares al fresquito de la noche enorme bandejas de alitas fritas. También en casa nos las ponían y siempre me encantaron.

Como se supone que tienen mucho colesterol del malo en la piel, (lo dicho, se supone, exactamente no se cuanto colesterol aportan) pues no las pongo mucho, pero de vez en cuando se nos cuela este pecado venial en casa.


Ingredientes

4 o cinco alitas enteras por persona
2 o 3 ajos
1/2 vaso de vino blanco
perejil picado
aceite abundante

Preparación

Freímos las alitas en una sartén con abundante aceite y caliente. Ojo, es habitual que el aceite salte un poco así que no está de más extremar las precauciones.

Partímos el ajo en filetitos y cuando tenemos casi todas las alitas fritas (lo normal es que no entre más de cuatro en la sartén así que tendremos que hacer un par de rondas) empezamos a preparar la salsa.

En una sartén pequeña ponemos a dorar los ajos, y cuando empiezan a coger color añadimos el perejil y el vino blanco con mucho cuidado de no quemarnos con el chisporroteo (se puede hacer a fuego lento y así no salta tanto). Dejamos reducir el vino hasta 1/3 parte.

En una fuente o plato colocamos las alitas, les espolvoreamos un poco de sal y regamos con la salsa (procurando que todas se mojen por igual). Podemos acompañar la fuente con unos gajos de limón por si alguien quiere ponerle el toque ácido, y listas para disfrutar.

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