¿Qué sería de la cocina española sin la croqueta? Los mejores cocineros hacen sus versiones de esta singular preparación, surgida de la necesidad de reutilizar los restos de otras comidas. Lo cierto es que aunque está muy extendida en España y la preparamos de todos los sabores, su origen parece ser francés (está interesante la historia de la croqueta según contucocina.com).
Sin duda (y seguro que a ti te pasa lo mismo) las mejores croquetas que he comido nunca eran las de mi madre. Sin embargo he de reconocer que fui perezosa en aprender su receta (no así en degustarla) y cuando veía a mi madre ligar la bechamel me aburría y huía de la lección de ese día. He tardado años en aprender a hacerlas y he de reconocer que no fue la receta de mi madre (que solía hacer la bechamel por separado), sino mi suegra, quien me ha legado su método para ligar la masa. Hay que decir que las de mi suegra son, las segundas mejores croquetas que he comido, así que su receta es también un gran tesoro culinario.
No os cuento (por hoy, y sin que sirva de precedente) más mi vida, he aquí el vídeo:
Y ahora la receta, con paciencia y amor.
Ingredientes
Restos de pollo cocinado, preferiblemente asado o cocido
varias lonchas de jamon serrano
cebolla
leche
harina
huevos
pan rallado
aceite de oliva
Preparación
Pelamos, lavamos y picamos muy bien la cebolla.
Quitamos a nuestra pieza de pollo cocinado la piel y los huesos, y picamos muy menuda la carne.
También picamos bien menudo el jamón.
En una sartén ponemos una cucharada de aceite de oliva, y cuando está caliente sofreimos la cebolla. Cuando esté doradita y blandita, añadimos el jamón y el pollo picado, y rehogamos todo junto un par de minutos.
Hacemos hueco en el picadillo y añadimos tres o cuatro cucharadas colmadas de harina y cocinamos durante un par de minutos junto con el picadillo, mezclando bien la harina con el aceite y el relleno. Vamos añadiendo leche (a temperatura ambiente mejor que fria) poco a poco, ligando la bechamel con el picadillo al tiempo.
Cuando ya tenemos una masa cremosa, pero consistente, apartamos del fuego y colocamos en un recipiente rectangular de forma homogénea (conviene evitar los recipientes cóncavos, tipo cuenco, ya que la masa del centro no se cuaja de igual manera). Cuando ha perdido el calor se mete en la nevera de 6 a 12 horas antes de dar forma a las croquetas.
Una vez que la masa ha reposado y se ha enfriado, podemos enrollar las croquetas.
Con ayuda de una cuchara partimos porciones de la masa. Batimos dos huevos y rebozamos las porciones.
En un recipiente con pan rallado vamos empanando las croquetas, dándoles la habitual forma cónica moldeándolas con las manos.
Una vez que toda la masa está convertidaen croquetas, sólo queda freirlas. Ponemos abundante aceite a calentar en una sartén y cuando el aceite está caliente, añadimos unas cuantas croquetas (no demasiadas, para que se frian bien) y las doramos bien por todas partes. Cuando están bien doraditas las apartamos de la sartén y las dejamos reposar medio minuto en un papel absorbente.
Tan pronto como hayamos frito tantas croquetas como queramos degustar, las servimos...¡y a disfrutar!
Truquillos
Si crees que llevas mucho relleno, echa alguna cucharada de harina más, y luego continúa con el proceso.
Sin duda (y seguro que a ti te pasa lo mismo) las mejores croquetas que he comido nunca eran las de mi madre. Sin embargo he de reconocer que fui perezosa en aprender su receta (no así en degustarla) y cuando veía a mi madre ligar la bechamel me aburría y huía de la lección de ese día. He tardado años en aprender a hacerlas y he de reconocer que no fue la receta de mi madre (que solía hacer la bechamel por separado), sino mi suegra, quien me ha legado su método para ligar la masa. Hay que decir que las de mi suegra son, las segundas mejores croquetas que he comido, así que su receta es también un gran tesoro culinario.
No os cuento (por hoy, y sin que sirva de precedente) más mi vida, he aquí el vídeo:
Ingredientes
Restos de pollo cocinado, preferiblemente asado o cocido
varias lonchas de jamon serrano
cebolla
leche
harina
huevos
pan rallado
aceite de oliva
Preparación
Pelamos, lavamos y picamos muy bien la cebolla.
Quitamos a nuestra pieza de pollo cocinado la piel y los huesos, y picamos muy menuda la carne.
También picamos bien menudo el jamón.
En una sartén ponemos una cucharada de aceite de oliva, y cuando está caliente sofreimos la cebolla. Cuando esté doradita y blandita, añadimos el jamón y el pollo picado, y rehogamos todo junto un par de minutos.
Hacemos hueco en el picadillo y añadimos tres o cuatro cucharadas colmadas de harina y cocinamos durante un par de minutos junto con el picadillo, mezclando bien la harina con el aceite y el relleno. Vamos añadiendo leche (a temperatura ambiente mejor que fria) poco a poco, ligando la bechamel con el picadillo al tiempo.
Cuando ya tenemos una masa cremosa, pero consistente, apartamos del fuego y colocamos en un recipiente rectangular de forma homogénea (conviene evitar los recipientes cóncavos, tipo cuenco, ya que la masa del centro no se cuaja de igual manera). Cuando ha perdido el calor se mete en la nevera de 6 a 12 horas antes de dar forma a las croquetas.
Una vez que la masa ha reposado y se ha enfriado, podemos enrollar las croquetas.
Con ayuda de una cuchara partimos porciones de la masa. Batimos dos huevos y rebozamos las porciones.
En un recipiente con pan rallado vamos empanando las croquetas, dándoles la habitual forma cónica moldeándolas con las manos.
Una vez que toda la masa está convertidaen croquetas, sólo queda freirlas. Ponemos abundante aceite a calentar en una sartén y cuando el aceite está caliente, añadimos unas cuantas croquetas (no demasiadas, para que se frian bien) y las doramos bien por todas partes. Cuando están bien doraditas las apartamos de la sartén y las dejamos reposar medio minuto en un papel absorbente.
Tan pronto como hayamos frito tantas croquetas como queramos degustar, las servimos...¡y a disfrutar!
Truquillos
Si crees que llevas mucho relleno, echa alguna cucharada de harina más, y luego continúa con el proceso.
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